Recuerdo mis primeras partidas a la caja roja, esa sensación tan grata de, una vez hecho el personaje, ir al mercado a por todo lo que creyeras necesario (cuerdas, antorchas, flechas, yesca... junto con algún producto surrealista que en tu mente enferma salvaría el día), respirar hondo, poner al guerrero en cabeza, proteger al mago y meterte en el túnel frío, oscuro y polvoriento que te llevaría a la mazmorra. Con mis escasos trece años era una gozada ir viendo monstruos nuevos cada día, superando trampas, rapiñando objetos mágicos y subiendo de nivel. Los juegos de rol fueron evolucionando y nosotros creciendo, y esa inocencia poco a poco fue retirándose junto los Pjs a sus fortalezas.
La marca del este, el juego de rol, te permite revivir (o vivir por primera vez) el reto de enfrentarte a lo desconocido con tus armas e ingenio, a huir de cubos gelatinosos (siempre me encantaron estos bichos) en estrechos corredores, a llevarte a los muertos a los templos para resucitarlos, a cargar carros y carros con monedas y objetos que vender en el pueblo (la mula era el mejor amigo del PJ), a llevar contadas las pociones de curación y a rezar para que el clérigo mantenga los hechizos de curar heridas leves... ¡El dungeon crawling puede ser divertidísimo!
La gente de la Marca del Este, tras vender en la red una primera edición en una mañana, decidieron sacar otra con el apoyo de ediciones Holocubierta y que ya llegaría a tiendas físicas. Cosa que, a los viejos como yo que les encanta ir de tiendas, ver las novedades en las estanterías, hablar con la gente y oler el rol en su guarida, no podemos dejar de agradecer. Además lo han hecho a la antigua usanza, con una caja con el libro (si hubieran hecho dos libros, del jugador y de máster, ya hubiera sido el delirio), una pantalla utilísima (lo de repetir tablas dentro y fuera para máster y jugadores no se me hubiera ocurrido nunca y es una idea excelente), un lápiz con logo y un juego de dados (hay quien dirá que incompleto, pero no es del todo cierto, el dado de decenas no existió hasta más tarde, seguramente hasta ver que la gente hacía trampas con dos dados de 10 caras).
La edición es excelente, la caja resistente (algo grande, sí, pero mejor, así puedes meter más cosas), la ilustración de la caja asombrosa, las interiores de una calidad altísima, la redacción estupenda (permítanme sacar un par de frases que me han encantado: "En estas agrestes tierras el trasgo campa y medra", ¿no os suena a todos fenomenal? ¿No os dan ganas de ir a esas sierras infestadas de trasgos? "su aspecto es el de un decrépito cadáver anciano que viste con lujosas túnicas y se pasea tambaleante entre pilas de libros polvorientos", más evocador no puede ser)
Lo mejor: El absoluto amor al rol que desprenden todas sus páginas, el cariño y el esfuerzo en realizar un producto de calidad cuidando el precio. El saber que a veces las cosas que se hacen bien salen bien.
Lo mejorable: A mi juicio ha quedado muy poco compensada la clase de guerrero, en la primera edición era la única clase humana con un d8 puntos de golpe y capaz de llevar todo tipo de armas y armaduras, por eso no tenía ninguna capacidad especial. Ahora todo lo anterior lo tienen el explorador y el paladín y además tienen capacidades adicionales (y de las buenas).
Y un detalle ultrafreak, los kobolds antaño eran una raza de rasgos perrunos, su aspecto reptiliano fue posterior.
Para próximos lanzamientos podría añadirse:
Va a parecer que tengo comisión, pero es tan sólo que me ha encantado su lectura y que lo encuentro muy recomendable.