Si bien en el Magister Códex alude a Celes como nuestro hogar, en verdad Celes sólo es la extensión de territorio conocido y administrado por el Imperio de los Celestes, bañado por la eterna luz de Solaria. Existe una basta extensión de tierras inexploradas de las que sabemos muy poco, como de lo que hay más allá de las Montañas de Amunre al oeste o del Desierto de las Dunas Blancas al este, dónde se esconden algunos de los bárbaros más peligrosos del Imperio. Debo anotar que existen ciertas leyendas y supersticiones entre el populacho que hablan de un lugar donde no llega la luz de Solaria y en las que sólo hay una oscuridad eterna. Tanto las tierras cartografiadas como las que están más allá de los dominios del Imperio, todo lo que es o puede ser, es conocido como Terraria.
Terraria es un mundo árido que carece de grandes concentraciones de agua, aunque escritos recuperados de las cámaras de los Ancestros aluden a bastas extensiones del líquido llamados "mares" e incluso "venas" de agua surcando las montañas llamados "ríos", todo ello de antes del milenio de Ignia.
Actualmente, como el lector ya sabrá, existen en algunos puntos de la geografía ciertas balsas de agua conocidas como oasis. De hecho la mayor parte de las ciudades y asentamientos importantes de Celes fueron fundados cerca de estos lugares donde abunda el agua. Sin embargo la mayor parte del agua que consumen los habitantes de Celes no se extrae de éstos lugares, pues gran parte del líquido que nos sustenta está depositado en acuíferos subterráneos y se extrae mediante pozos. Los bárbaros y los animales, así como cualquier viajero poco previsor que se quede sin provisiones, suelen abastecerse de agua del interior de algunas plantas cactus.
La formación montañosa de Amunre recorre casi todo el norte y el oeste del imperio y se bifurca en forma de "Y" hacia el sur. El pico más alto, que se encuentra en la intersección de esa "Y" mide más de diez kilómetros. En ésta imponente cordillera se desarrolló la mayor parte de la civilización de los Ancestros por un milenio, y sus salones escavados en la roca guardan secretos del pasado que apenas han empezado a explorarse tras la Guerra de las Casas.
En lo personal sólo pude visitar un asentamiento moderno levantado sobre las ruinas de una ciudad de los Ancestros, Ankhara, dónde viven sólo una treintena de naturales y nobles además de sus esclavos, interesadas en hacerlo mayormente por los secretos que allí puedan encontrar; el lugar es peligroso, pues la luz de Mortis no ha podido guiar a las almas de los Ancestros hacia Solaria y sus espíritus aun vagan por sus pasillos. Eso y cosas peores que han hecho de las ciudades en ruinas su hogar.
Si bien la mayor parte de Celes es roca y arena, la espesura de Nuramás es una irregularidad en la geografía pues esta enorme región en forma de "L" que parte desde el noreste y rompe por casi la mitad el territorio ecuatorial del Imperio está formada por una jungla de vegetación espesa y humedad palpable debido a la concentración de oasis que se forman a lo largo de toda su extensión. Es tan basta la espesura que está pobremente explorada y existen diversos pueblos bárbaros que no han jurado obediencia al Imperator, sin embargo, al contrario que los salvajes itinerantes más conocidos, lo que habitan la espesura raramente salen de sus confines, aunque son muy agresivos con aquellos que penetran sus dominios. Huelga decir que no sólo los bárbaros son la única amenaza dentro de la espesura, las Mantidae, unas monstruosas criaturas insectoídes de entre dos y tres pasos de envergadura son terribles depredadores solitarios con poderosas garras como cuchillas que asolan a cualquier viajero incauto que intente atravesar la salvaje jungla.
Al adentrarte en la espesura, verás como la vegetación se va haciendo cada vez más palpable, puedes incluso encontrar charcos de agua, una mayor vida animal y no muy lejos enormes árboles. Si te adentras en su interior, los árboles son tan altos que apenas dejan pasar la luz de Solaria.
Debe perdonarme el lector, pues aunque he intentado ser minuciosa al registrar los nombres de todos los asentamientos siervos del Imperator, cuando los tenía, así como de las ciudades, estoy segura que tras terminar éste códice, nuevos lugares habrán nacido y otros muchos emplazamientos tristemente habrán desaparecido y las localizaciones y lugares que he recopilado se habrán quedado obsoletos.
Referencia: 5 Sha 4
Sahaira se refiere a muchas otras ciudades y asentamientos en el volumen quinto de su Magister Códex pero para esta exposición he querido que nos centremos sólo en algunas de las más conocidas.
Cualquier viajero se dará cuenta que prácticamente todas las ciudades y asentamientos del imperio comparten un rasgo estructural común: las arenas.
Las arenas son un espacio público que se utiliza tanto para impartir justicia como para divertir a la población, pues en ellas se celebran periódicamente combates entre hombres, y a veces ogroides y otras bestias. Los esclavos pueden pedir a su amo o al alguacil del asentamiento el Honor de la Libertad, el único privilegio que poseen, para poder participar en la Arena de su población y ganarse el derecho para convertirse en un natural si logra convencer al público; huelga decir que la mayoría acaba muerto a manos de un gladiador, un natural especialista que se gana la vida combatiendo en las arenas. No todos los enfrentamientos tienen porque acabar en una muerte, pero dependiendo del interés del público, las heridas de los adversarios o la furia de los combatientes, es frecuente ver sangre derramada.
Si alguien se siente afrentado por cualquier motivo, puede dirimir sus diferencias en la arena, e incluso puede pedir que otro ocupe su lugar, quizá por honor o quizá mediante un pago (aquí suelen entrar de nuevo en juego los gladiadores). Negarse a participar en una arena para dirimir una disputa no resuelta por el alguacil o el noble de las tierras significará que aquél que declina admitirá la culpa en la disputa, con las consecuencias que ello acarree.
Algunos amos entrenan esclavos para luchar en la arena y se lucran con el espectáculo que ofrecen. Los más importantes suelen estar en Servenus y Celestia, dónde se encuentran las arenas más grandes del imperio. Los esclavos que luchan de ésta manera pueden pedir también el Honor de la Libertad, pero en ese caso no será el amo quién organice el combate, sino el alguacil del asentamiento.
Solaria es un Divino caprichoso y aunque en los últimos tiempos sus ciclos son más estables de lo que fue en el pasado, con cierta frecuencia algunas noches o algunos días duran más de lo previsible. Para controlar el tiempo diario, que se divide en veinticuatro fracciones llamadas "horas", casi todos los asentamientos tienen unos relojes de sombra; puesto que Solaria, aunque siempre está vigilante en lo alto del firmamento, parece moverse arriba y abajo de forma regular, independientemente de su fase o estado: en función de la prolongación de la sombra, se puede determinar la hora del día en éstos relojes, que suelen estar en el edificio más alto del asentamiento, en dirección a Solaria y ligeramente inclinado con una vara sobre una plataforma ovoide, indicando en la línea de la sombra doce números.
Además existe otro ciclo invariable en Terraria: las cuatro estaciones, la primavera, un periodo en el que las aguas de los oasis parecen emerger y los animales reproducirse, el verano, un momento con gran abundancia de comida y estabilidad climática aunque con una Solaria más brillante, el otoño, cuando mueren la vegetación y agua de los oasis parece mermar, y el invierno, conocido por sus frecuentes tormentas de arena y una Solaria más tenue incluso durante los estados diurnos. Mientras se está en el estado nocturna, cuando los divinos lejanos resplandecen detrás de Solaria, los sabios pueden determinar por la posición de las constelaciones en que día del año nos encontramos.
Los terrenos de Celes son poco fértiles y aunque algunas teóricas de los círculos de hechiceras piensan que antes del Milenio de Ignia, esto es antes de los mismísimos Ancestros, se podía cultivar los campos con frutos, actualmente eso es inviable, sin embargo en la mayoría de los asentamientos y ciudades, los naturales más ricos y las familias nobles suelen tener pequeños huertos con frutas extrañas traídas de la espesura de Nuramás, pero la mayor parte de los frutos y condimentos se extrae y procesa de las plantas que hay cerca de los oasis o incluso de las zonas rocosas, pues muchos vegetales hunden sus raíces hasta los acúfieros subterráneos y sus frutos son recogidos y almacenados por las mujeres de los asentamientos en primavera y verano.
Se crían algunos animales como las ovejas y las bóvidos, de los que se extrae leche, cuero, lana y carne. En algunos asentamientos los hombres en el solsticio de verano salen a cazar durante días para traer carne fresca. Muchos nobles, por su parte, disfrutan de la caza de bestias salvajes por placer y lo hacen con más frecuencia durante todo el año.